Un adelanto a la mugre y al canto del cataclismo terráqueo.


Un Poema para el fin del mundo.

hace algún tiempo canté a Cipactli que el hombre poderoso no sabía la verdad sobre el lodo en las calles ella me miraba mientras engullía la pierna sangrante de un gemelo prehispánico al mismo tiempo se dividía en dos para darme cabida a mí y al evangelio fatalista deshebrador de paradigmas y desenlaces mundiales susurré a sus espaldas la incoherencia de crear insomnes y maníacos que dediquen su paso a la búsqueda de respuestas anti-religiosas/hegemónicas/suicidas y no a mirar el poder de vuelo de alces y loros asesinados en rieles de madera que son detonados periódicamente por nubosidades lacrimógenas resultado de las huellas de su propia existencia y del reclamo tatuado de nacer gritando viviendo convencidos de no usar la boca fue así que tuve que morder mis brazos y desviar su hocico (el de Cipactli) al sol para ignorar ésa apoplejía comunal de tendencia carnicera mientras un animal estambroso parió luces de asalto, incendios y chocolate fueron untados en los pies de mestizos sin piernas que gozan de petrificación milenaria arrastrándose a cuestas del gusano cornudo de su Mesoamérica cristera y es que al ser testigo de esta unción me descubrí a ojos cerrados pidiéndole al aire que quitara de mis dedos ese olor a tierra y lumbre de cerros porque mi fobia a algún dios se hizo universal e imparable
me dio miedo despedazar a Cipactli
me dio miedo buscar al hombre negro sin pierna
me dio miedo apagar las horas/sol/día/lunes/uno
me dio miedo el finito irregular
me dio miedo mirar las aves sin carne
me dio miedo reventar y preferí una bóveda estática
me dio miedo la saliva ácida de los teotihuacanos
y me da pánico el cauce porque aunque cierre la boca y siga contando el telón de manchas azules caerá sobre los pedazos de ser vivo y helechos sangrientos que somos nosotros ahora temo más ser una membrana vibrante y terminar chocando con otras membranas sin masa que disfrazadas de armas nucleares se dilatarán en cuerdas y buscarán reiniciar conmigo el paralelismo fútil de éstos espacios polvosos para bailar al octogésimo canto en laúd del primogénito en tierra que vino montado sobre remolinos de agujas y cordones umbilicales de los fetos de hombre que fueron almorzados en frascos de mayonesa y es que en este fin del mundo le dije a Yahel que la culpa me germinaba al ser testigo del asesinato de un millón de mosquitos y del festín de novecientas hormigas al devorar larvas de mosca y becerros

¡esto es la creación de dios, esto es la expansión del creador!
gritó el diosemen cantando

al génesis de este ciclo quise migrar pero en su lugar vomité flores y a mi estómago en viñetas con mi renacimiento noté mis manos membrana evolucionadas y que ya no temblaban como el nudo de las gargantas de los ángeles ciegos violados por armas fibrosas y de obsidiana alcé mi cuerpo ante el vientre de la Cipactli descuartizada y enrollé mi carne para dar de comer por última vez a su boca post-planetaria que nunca supo de eternidades ni de soles ni de alma ni de cerros ni de mundos ni de fin ni de agua(…)

Comentarios

Entradas populares